sólo quiéreme, todo es amor
Con amor sin retaceo,
sin minutos robados
sin palabras no dichas
por escatimar tiempo.
Quiéreme, sin ruegos,
que no deba inclinar el alma
y así percibir un te quiero,
que no se muevan tus labios
balbuceando compasivos
aquello, que no anida en tu pecho.
Panaceas, deletreos, escarceos,
dañan los sentimientos,
ayúdame a curar mis alas,
por emprender raudos vuelos
llevan marcadas las huellas
de manecillas del viento;
quise llegar tantas veces
y sólo son férreos anhelos.
Necedad que ciega aflora
cuando tiritan los miedos,
miedo a que mi locura
por querer, como te quiero,
en una noche de luna,
recobre tenue cordura,
y se apaguen sin más, los sueños.
Es un amor de gigantes
en éste mundo pequeño.
María del Carmen Menéndez García
septiembre de 2010
Con amor sin retaceo,
sin minutos robados
sin palabras no dichas
por escatimar tiempo.
Quiéreme, sin ruegos,
que no deba inclinar el alma
y así percibir un te quiero,
que no se muevan tus labios
balbuceando compasivos
aquello, que no anida en tu pecho.
Panaceas, deletreos, escarceos,
dañan los sentimientos,
ayúdame a curar mis alas,
por emprender raudos vuelos
llevan marcadas las huellas
de manecillas del viento;
quise llegar tantas veces
y sólo son férreos anhelos.
Necedad que ciega aflora
cuando tiritan los miedos,
miedo a que mi locura
por querer, como te quiero,
en una noche de luna,
recobre tenue cordura,
y se apaguen sin más, los sueños.
Es un amor de gigantes
en éste mundo pequeño.
María del Carmen Menéndez García
septiembre de 2010
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