Ausente
A veces... Dios es testigo,
nublo mi mente de olvido,
crispo mis manos en ruego,
quemo a mi alma
en su abismo, y al alba
resplandece..., a veces...
Y tan sólo así, navego
en el hueco de tus brazos
y hallo paz, silencio...
y ante ti muero ausente.
A veces, creo que vivo...
vaya efímero lazo...
si voy muriendo de a poco
en cada eslabón que quiebra
el retal de mi desierto.
Y así, se acalla el tiempo
implacable y lastimero,
que por decir, que te quiero,
a ciegas me va matando...
y más luz en terquedad ofrece...
© María del Carmen Menéndez García
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