intitulo
Apresuro sus pasos
Bebió
el viento
Que
interponía su paso
Se
abrazó al tiempo,
Y se
dijo-
¡Qué
poco entiendo el tiempo!
De
los apuros del alma.
Todo
tiene su horario,
Desde
lejos, le llegaba
El
sonido del próximo tren
Y sobre
los rieles del letargo,
se
desperezaban los inviernos
Ante
el reflejo, cálido,
De
un sol centelleante
Sobre
las huellas del sendero.
Llegó
tarde,
No
quedaban atisbos
Del
recurso de sus utopías,
Tanta
espera, tanto apuro
El
vacío, un lejano sonido,
Lejano…,
casi imperceptible
Humedecía
sus pupilas,
Y quedo
muy quieta
A la
espera de la nada.
Junio
del 2012
María
del Carmen Menéndez García
Tu opinión es importante, deja tu huella...GRACIAS
Esperar la nada debe ser lo peor que se vive en relación con las horas...Algo tan inmaterial como el tiempo, increíblemente dirige nuestras vidas. Sin embargo, sin sueños o esperanzas a qué aferrarse, es morir (en "vida")...
ResponderEliminarAbrazos grandes.
Y un beso.
Maritza, la desesperanza suele no compartir la coherencia, y por eso los pensamientos equivocan. El personaje", seguramente luego de meditar y comprender, vuelva a anidar esperanzas, sueños, agradeciendo a la vida, la maravilla de ser vivida en total armonía y amor junto al tiempo, las horas, y la ilusión...
ResponderEliminarGracias por estar, con tus valorados comentarios, mil gracias. Besos desde el alma. María del Carmen