Una ola abrazo a la arena,
y desde ese instante mágico,
sublimaron sentimientos
sabiendo a sal, en un remanso.
La playa estaba desierta,
el sol dorado baluarte,
en lo alto, eclipsando,
y una luz de blanca espuma,
beso lágrimas de arcanos.
Galopaban pensamientos
en tropel hacia el milagro,
se desbocaron los sueños
pequeños, silentes, vanos.
Y medité en la tibia arena,
con mi dolor y mi llanto,
horizonte sin comienzos
en un sendero inventado.
Las olas y las mareas,
se crispan en su andadura,
que poco saben,…, ¡qué poco!,
de la inercia absoluta
de dos brazos, que no abrazaron.
Una ola vestida de gris espuma,
dejó
un cielo desolado.
©María del Carmen
Menéndez García
Junio del 2012
Tu opinión es importante, deja tu huella...
Me encantó el poema, precioso...
ResponderEliminar¡qué poco saben!¡qué poco!
de la inercia absoluta,
de dos brazos que no abrazaron
una ola vestida de gris espuma.
Besitos!!!
Mi agradecimiento sincero Rose, por tu presencia en este modesto espacio, cariñoss!!!
Eliminar"Una ola vestida de gris espuma,
ResponderEliminardejó un cielo desolado".
El mar para mi tiene algo mágico, sobretodo el golpe de las olas, que van y vienen. Sé que frente a él pueden conjugarse las emociones; a veces pueden ser de plenitud, y otras de una nostalgia infinita, a veces de tierno descanso, otras desahogo feroz...pero lo que si sé es que jamás me deja indiferente...
Bellísimo. Nostálgicamente bello, María del Carmen.
ABRAZOS GRANDES.
http://verbal-maritza.blogspot.com/
http://expresiongraficayverbal.blogspot.com/
Gracias Maritza, por interpretación a estos locos sentimientos.
ResponderEliminarCariños del alma